lunes, 23 de febrero de 2009

LAS REDES SOCIALES

Llamamos "red social" a las estructuras sociales que permiten establecer determinadas relaciones entre los individuos. Estas pueden ser de distinto tipo, como intercambios financieros entre empresas, rutas aéreas o de amistad. Pero la forma más conocida de red social, por lo menos hoy en día, es la interacción de personas mediante blogs, chats, foros, etc.
Estas redes han conocido su mayor incremento en el año 2007 y no paran de crecer. Es todo un negocio. Tienen su parte positiva, como es los beneficios que de ellas sacan, así como su reconocimiento cada vez mayor en el mundo entero. Sin embargo, también tienen sus efectos negativos, y es que los que están al mando de estas enormes plataformas de la red deben tener cuidado y afrontar con honradez varias cuestiones difíciles, como la intromisión en la vida privada de los usuarios.
El sitio más visitado hasta ahora es MySpace, con casi 110 millones de usuarios. Le sigue Facebook, con 55 millones de usuarios. Otros nuevos están surgiendo, como Tuenti, muy reciente. Este último sitio fue creado por unos adolescentes, universitarios, que jamás creyeron que podrían llegar a donde están hoy. Como el Tuenti, muchos otros estan emergiendo, y cada vez es más fácil crear una red social, dado que la tecnología no deja de avanzar y los jóvenes dominan cada vez más la informática. Por tanto, este fenómeno está afectando a muchos países en los que ya no sólo lideran los pioneros como el MySpace, sino que aumento de sitios locales es un hecho.
Personalmente, tengo una doble visión sobre fenómeno. Soy usuario de redes sociales, concretamente estoy registrada en Tuenti y en Facebook, aunque este último lo utilice menos.
Creo que estos sitios sociales ayudan a crear relaciones sociales, a intercambiar opiniones sobre un tema de interés común en un blog, y por tanto, aprender de ello. Es un modo nuevo de entretenimiento y diversión. Incluso, hace poco vi en un programa norteamericano, que hay gente que le cuesta mucho integrarse socialemente, o que por ejemplo, desea ser cantante, pero por el miedo y verguenza a los demás, se crean personajes virtuales que les representan para interactuar con otros usuarios sin que les cueste tanto.
Sin embargo, no creo que haya que abusar de ello. Es decir, puede que sea un modo de distracción, una forma de relax para algunos, pero no hay que perder los valores y dejarse llevar por un mundo virtual en el que no siempre los datos son reales y en el que se corre el riesgo de volverse un adicto y encerrarse. Hay que mantener los juegos y diversiones "tradicionales", en los que te relacionas con personas directamente, "a la cara", sin que haya un cable por medio. Lo mismo digo para los modos de aprendizaje "on line", no creo que sean igual de productivos o educativos que los juegos de mesa por los que hasta mi generación han pasado.
Por otra parte, hay un problema serio, el de la privacidad de los datos. Se suele creer que al tener una red restringida, los que no formen parte de esta, no pueden tener acceso a nuestra información. No obstante, los expertos afirman que hay muchas formas de acceder a nuestros datos personales, y que una vez que han sido colgados en la red, permanecen ahí y pueden ser utilizados, en nuestra contra o no, por otros usuarios. El problema es que no todos los usuarios son conscientes de ello y muchos datos circulan por la Red sin control alguno.
Por tanto, creo que tendría que haber una supervisión mas estricta a la hora de hacerse usuario de una red social, como por ejemplo, controlar la edad de aquellos que se registran, ya que un adolescente de 13-14 años no sabe del todo a lo que se está "enfrentando" porque no conoce bien ese mundo. Es cierto que personas más mayores no tienen por qué saberlo, y que ahora son las nuevas generaciones las que controlan Internet mejor, pero una persona adulta es más consciente de sus actos y tiene algo más " de mundo". Por parte de los "consumidores", deberían informarse sobre los derechos de sus datos y determinar bien qué información desean que aparezca y dónde, sabiendo de antemano lo que puede suponer.

http://www.youtube.com/watch?v=LsfMoBVjs_Q

El ciego y su lazarillo




Esta mañana he acompañado a mi padre, que tenía que entrevistarse con un hombre ciego, que tiene un alto cargo en la ONCE. Me encontré con un hombre, de unos cuarenta y tantos años, que cordialmente extendió la mano para saludar a mi padre y, a continuación, a mí, al decirle él que lo acompañaba, ya que teníamos que hacer a continuación unas gestiones.

Mientras ellos hablaban de sus cosas, tuve ocasión de observar atentamente a la persona y al escenario. El despacho era amplio y luminoso, con una mesa muy ordenada y, a la derecha, un ordenador especial, adaptado al sistema braille que utilizan los ciegos. Me llamó la atención la vitalidad y el optimismo que desprendía este señor y me dio la impresión que el mensaje que quería trasladar, en todo momento, era el de la normalización. Un ciego, éste era su argumento, es una persona que tiene una discapacidad, una dificultad, pero eso no quiere decir que sea una persona anormal. Es más, la "normalización", el no ser una persona rara, distinta, a la que hay que proteger, sino alguien capaz de valerse por sí mismo, es el objetivo que muchos ciegos se plantean.

Está claro que los ciegos necesitan determinadas ayudas, como los demás, los que no somos "distintos", también necesitamos que a veces alguien nos ayude en relación con algo que, solos, no podríamos hacer. Y, de pronto, me di cuenta que la ayuda más maravillosa con la que cuenta este hombre, amigo de mi padre, es un perro precioso, un labrador negro que, acurrucado muy cerca de su amo y amigo, esperaba una orden para seguirlo y conducirle a cualquier sitio. La escena me pareció que era como una alegoría de la amistad, pues los amigos completan en nosotros lo que no tenemos.

Es muy posible que la gente, cuando este hombre vaya por la calle, se fije más en el perro que en su amo. Esto, en cierto modo, sería una señal de normalización, de que se puede ser "otro", distinto, pero igual a nosotros.

domingo, 15 de febrero de 2009

PABLO PINEDA


Hace poco leí en la última página del diario El País que Pablo Pineda, el chico con el síndrome de Down que ha llegado a hacer una carrera universitaria, acaba también de rodar una película, cuya temática son las relaciones afectivas desde la perspectiva de personas "distintas", como él, por el hecho de tener una deficiencia psíquica, que implica un retraso mental, en mayor o menor grado. El tema de la película es, en cierto modo, un tabú cuando la sociedad, e incluso las propias familias a las que pertenecen, se refieren a estos sujetos. Parecería que son seres asexuados, y los realizadores de la propuesta cinematográfica pretenden contribuir a la ruptura de ese tabú social.



A mi modo de ver, muchas veces la perspectiva de "lo distinto", en este caso una discapacidad mental, se convierte en una especie de filtro, que nos impide ver "lo igual" y común que esas personas tienen con nosotros, como pueden ser los aspectos afectivos en las relaciones interpersonales.



Por encima de todo, lo que nos iguala a los seres humanos es ser personas y esa consideración no debiéramos perderla jamás de vista cuando nos encontramos con alguien que es distinto por cualquier motivo. No es la lástima, ni siquiera la compasión, lo que debe privar en nuestros encuentros con personas que padecen el síndrome de Down. Debe prevalecer el respeto, la cercanía, el esfuerzo por hallar puntos de encuentro con ellos y, de vez en cuando, admirar cómo alguien que parte con desventaja es capaz, a base de esfuerzo, coraje y ayudas adecuadas de lograr ser "menos distinto", pero, sobre todo, llegar a desarrollar al máximo sus posibilidades. Como cualquiera de nosotros, cuando en otros aspectos para los que tampoco estamos dotados nos esforzamos por lograr algo, por ejemplo el cultivo de una afición.

"EPIC 2014"

Las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación evolucionan a pasos agigantados, y con ellas la sociedad. Mientras que nuevos medios de comunicación emergen y se desarrollan continuamente, otros se quedan atrás, peligrando su supervivencia.

Algunos expertos consideran que la prensa va a desaparecer, debido a la incesante monopolización de la información por parte de la Internet. Otros, en cambio, con una visión más positiva, creen que la información en papel va a subsistir, aunque no niegan que el periodismo en la red no para de crecer, llegando ya a unas dimensiones que nunca antes se había imaginado.

Personalmente, creo que todos estos factores y circunstancias nos están conduciendo a un mundo cada vez más individualizado. Es verdad que Internet es el medio que ha llegado más allá y que aún le queda camino por recorrer, pues nos permite comunicarnos con gente de todo el mundo en cuestión de segundos, cosa que ni la televisión, la radio o la prensa han logrado. Con esto se consigue, en parte, reducir la información, personalizarla, puesto que tenemos la oportunidad de acceder a la información que queremos, a lo que únicamente nos interesa.

Podríamos pensar que con la prensa, la radio o la televisión pasa igual ya que, si queremos, leemos o escuchamos lo que nos conviene. Pero Internet va más allá. Aparte de que, con ella, tenemos el riesgo de caer ante una información falsa, transmitida a través de blogs o sitios web, cada vez se tiende más a crear un tipo de información personal. Esto lleva pasando desde hace poco tiempo en otros sectores como el de la venta de productos de consumo. Tenemos la oportunidad de hacer una compra por Internet, incluso de crear un producto a nuestro gusto. Con la información, creo que va a pasar lo mismo, vamos a poder elegir las noticias que queramos, incluso información que no es considerada noticia como tal, pero que es interesante para nosotros.

Sin embargo, profundizando más en el tema, no creo que la prensa vaya a desaparecer. Puede que cambien algunos aspectos, pero sigue habiendo gente que cree en la prensa y en su fuerza y eso va a conseguir mantenerla.

Considero que la escrita es la esencia básica de toda información, es el medio primero y pionero, que con más de 5 siglos ha conseguido mantener a una sociedad informada, sin importar en la mayoría de los casos el nivel cultural de los lectores. En cambio, con Internet no pasa lo mismo, es un medio al que no todo el mundo puede acceder y que no sólo requiere tener un ordenador, sino también unos conocimientos informáticos que muchos todavía no se pueden permitir.

También hubo un tiempo, fundamentalmente en los años 70 y 80, durante los que se creyó que la radio tenía los días contados, debido al auge de la televisión. El tiempo ha demostrado que esas profecías no se cumplieron, y mediados esos mismos años 80 se pudo asistir a un auge de la radio y a un reencuentro de la audiencia con ese medio, sin haber bajado hasta nuestros días.

Lo más probable es que asistamos, en un futuro, a la convivencia de los diversos medios, que se repartirán la "tarta informativa" de los consumidores de información. Y será necesario también que los medios tradicionales hagan un reajuste de sus productos, formatos y estilos, dentro del nuevo escenario abierto por la irrupción y auge de la Internet.

http://www.youtube.com/watch?v=He22EGXJOqI&feature=related
http://www.maskusplanet.com/2007/05/la-prensa-escrita-vs-internet.html
http://quiron.wordpress.com/2009/01/31/internet-vs-prensa/

miércoles, 4 de febrero de 2009

MIRANDO A "LOS OTROS"

Ver no es lo mismo que mirar. Llama la atención cómo mucha gente confunde, al menos en el habla ordinaria, ver con mirar, oír con escuchar. Así, es frecuente que alguien, hablando a través del móvil, diga de pronto a su interlocutor “no te escucho”, cuando debiera decir “no te oigo”. Y tampoco es raro encontrar a quien dice “te estoy mirando”, cuando en realidad nos está viendo, pero no mirando, porque no se está fijando, no está atento a nosotros, su mirada parece más bien perdida, aunque nos encontremos dentro del círculo de su visión más o menos cercana.

Al iniciar hoy mi blog, he querido escoger este tema, porque veo la necesidad de aprender a mirar, no sólo a percibir estímulos que nos vienen a través de la vista, sino a fijarnos en ellos con atención. Esto es precisamente lo que añade el mirar al ver, la atención expresa, junto con el interés y la motivación hacia aquello que se ve. Mirar incluye contemplar, analizar, sintetizar, interpretar aquello que vemos. Mirar supone y exige una especial comunicación. Esto es cierto cuando se trata de objetos. Miramos de verdad el cuadro de un gran pintor cuando nos detenemos en él y, en cierto modo, entramos en comunicación, una comunicación que no necesita palabras, pero que es real.

Si lo anterior es cierto, desde mi punto de vista, lo es más aún cuando nuestra mirada se dirige a las personas. La mirada de un sujeto a otro sujeto es realmente un encuentro interpersonal, un encuentro entre personas, entre un yo y un tú. El yo existe porque hay un tú a quien mirar, o, si se quiere, porque hay un tú que nos mira.

Cuántas veces hemos tenido la experiencia de estar hablando con alguien, sus ojos puestos en los nuestros, y de repente le decimos “¿me estás atendiendo, me estás entendiendo, sabes lo que te quiero decir?”, porque tenemos la impresión de que “el otro” está en “otra cosa”. Es verdad que nos ve, bueno, a veces ni eso, pero es seguro que no nos mira.

Pretendo que mi blog sea, no un “vistazo” a los otros, sino una mirada a los otros. Aunque quisiera definir, desde el principio, a qué “otros” me refiero. Quiero centrarme en la contemplación, respetuosa, cercana y sensible de esos “otros” que en nuestra sociedad son distintos por cualquier motivo. Si ya el otro es, por definición, el distinto a mí, a cada uno de nosotros, no podemos olvidar que en nuestra sociedad existen unos “otros especiales”. La mayoría de la gente los considera distintos, por un motivo u otro, y hasta ellos mismos llegan a considerarse distintos a fuerza de constatar que los demás los catalogan así.

Me he puesto a hacer un recuento de “otros especiales” dentro de nuestra sociedad y compruebo que hay muchos. Aquí va este catálogo provisional: El otro por el color de su piel, por su raza, por el país de procedencia, por su cultura, por su orientación sexual, por su look, por sus ideas, por sus convicciones políticas o religiosas, porque tiene una minusvalía física o psicológica, porque “habla raro” o tiene un tic, porque es hiperactivo, o tal vez superdotado, porque no hace lo que hace la mayoría de la gente de su edad, porque tiene una afición que pocos cultivan … Sí, realmente, si los otros son muchos, todos los demás que no son yo, esos “otros especiales” no son pocos. Lo curioso es que a estos otros, de los que yo quiero escribir, no siempre se les descubre a la primera, a veces hay que fijarse en ellos, es decir, hay que mirarlos.

Mi mirada a los otros quisiera que estuviese siempre exenta de juicios de valor, libre de prejuicios y estereotipos, limpia y sin filtros, dispuesta a la admiración. Quisiera, en fin, que fuese una mirada abierta a la sorpresa. No es una mirada compasiva, como la del que se hace el “bueno” ante el “pobrecito” que, por cualquier motivo (suele pasar cuando hay un defecto por medio) nos da lástima. Es una mirada que quiere aprender, porque estoy segura de que de los otros, de mis “otros especiales”, voy a aprender mucho. Y, desde luego, no quiero ser una mirona, sino una admiradora de todos ellos.